sábado, 20 de diciembre de 2008

LAS NUBES

La lluvia y el sol siempre asomaban por la misma montaña, el alcohol era como de la familia y la humedad una novedad, como todos los años, día y medio dentro de una nube reverdecía el empeño personal sobre la necesidad de perspectiva, aun con la trampa del ensimismamiento y su botella, aun atravesando la puerta y la calle y girándome como en un duelo contra la luz de las ventanas, una semana santa de avituallamiento y continuaba hacia atrás en mis mejores momentos, hacia la nítida voz café-reflectante, hacia el renacimiento barroco de una escena doméstica o no conocida, hacia ilusiones recién hechas, o lejos de eso, hacia esa misma provincia cuando me parecía un país, hacia la salida de la gruta de las maravillas, y coche después viviendo al declinar y deslumbrar el sol borrascas tóxicas en San Juan del Puerto, los domingos, apretando los puños por una señal en morse en el último minuto.