miércoles, 29 de abril de 2009

INERCIA

Se despierta lamentando no haber vivido la adolescencia. Cualquier referencia a los pisos de su país le enternece. (En la calle arranca algún deportivo mientras él prepara tostadas de tocino, de cómo un error provinciano se convirtió en la exaltación de una familia). Los autobuses le dejaron tirado anoche, y lo recuerda como si hubiera bebido las hieles del fracaso. Gana su habitación y se recluye pacíficamente. Escucha la canción No mires a los ojos de la gente y se congracia con su infancia. (En ese momento, el hermano abre una carta sellada en Gran Bretaña, padre y madre escuchan decepcionados tanta asepsia y se imaginan mucha normalidad en la emigración del pequeño). Y el pequeño se encuentra sacudido por la semana más larga, más inclemente de su historia, pero sabe que lo correcto es apretar los labios, ya aprendió a ser rechazado por niñas malas sin que nadie sufriera por él.
Para salir adelante hoy toca parque, las panorámicas le relajan. En 1998, ver tres aviones en línea separados por tres y tres kilómetros no es todavía causa de nerviosismo. Prueba a sentarse en el césped como hacen los lugareños y no dura ni medio minuto porque sus manos no repelen a los insectos. (Pasear a un lado del canal entre tantas parejas le hace sentirse a un lado de la vida). Es capaz de aguantar sin comer, de andar la mitad de un día cuesta arriba, de beber lo que los demás quieran beber, dormir en el suelo y, por último, volver a casa sin noticias. Apaga la luz midiendo la maniobra que le debe llevar a la cama, soñará con un viaje y andaluzas por conocer.

lunes, 27 de abril de 2009

MÁS ALLÁ DE PLATÓN/OON

La narración de la guerra me sorprendió, Bolaño se sorprendió a sí mismo, una persona tan pacífica como él nunca habría pensado que no fuera tan pacifista. Tan diferente es la violencia común a la extrema supervivencia extraordinaria. Black Hawk derribado enaltece la gestión excelente del mayor desastre de nuestras vidas, pero Bolaño también descubre la fresca revelación del alma a la luz de explosiones de actos ultravioletas y tangibles.
Desde la Cueva de Platón nos llegan aplausos, silencios, piedras rompiendo en la roca, a cada giro inesperado de nuestro perfil o ante todo el mundo recomponiendo nuevas maniobras con nuestro gesto. Y jugamos con las sombras que cerca del umbral proyectamos hacia dentro, para la contemplación cavernaria del ser.

lunes, 20 de abril de 2009

PERDÓN POR LA VOZ

No se me podía considerar figura en ninguna disciplina y por eso me dejé caer con sosiego en la Gestaltpsychologie. De modo que el fondo se encargaba de darme forma, desalojando un poco de noche y completando de un movimiento el pasatiempo de la idiosincrasia y el resto de mi carácter. Brillos en el sonido y fallos en la voz, unas manos se estrechaban y otras más pequeñas se podían hacer. Muchachas no de aquí. Desinhibición. Piel nacarada por todo el cuerpo. Depeche Mode tenía una canción que explicaba la definición de una figura propia a partir de un fondo, si se quiere lleno de errores sentimentales y botellas medio llenas. De ese fondo también sonaba en ocasiones mi nombre, sorprendentemente de los labios más cotizados de la zona, y tan carnosos como para acordarse de pocos nombres. Las fronteras entre India y Pakistán, Grecia y Turquía, la barra que separaba el Berlin de entonces, eran zonas de intromisiones y retiradas. Los pasos en tímido de una relación casi profesional a un acomodamiento de curiosidad cruzada y voces asentadas se repitieron sólo durante un mes. Y la bajamar posterior descubría una especie húmeda de amnesia, el alimento de la disculpa. Los demás viernes y los sábados de más fui recayendo con leyenda en la misma excitación intermedia y única.

miércoles, 15 de abril de 2009

ENTRAÑAPATÍA

Dos semanas llevaba sin mandar un mensaje. Venía a decir que la distancia entre Nápoles y Capri debe ser medida contando las olas, "cuento las olas", la ondulación de las expectativas cuando no somos niños. Ser pragmático entraña algo más que tiempos muertos: tiempos moribundos diría, mareo de pesimismo, Pruden Indurain es nuestro líder.

sábado, 4 de abril de 2009

MUCHAS HORAS FUERA DE CASA

Más adelante supe que nos encontramos un balón en plena madrugada, y en plena calle jugamos al fútbol, que yo te regateaba como quería, que me diste una patada en la espinilla, que te movías con esa idílica premiosidad que tenéis las chicas ante un esférico. Al cabo de dos días supe que en plena borrachera pensé en aquel corto francés de una pareja que juega al fútbol en un parque (y ella casi embarca el balón entre las ramas de un árbol), también recordé que te caíste de culo y que te levanté y que seguimos jugando hasta que alguien, desde una ventana, señaló el final del partido. Te abrazaste a mí, te curé el golpe.
Al parecer esa noche te habías enfadado con tu prima, y a partir de ahí te acomodaste en mi ralentizado concepto de la diversión, el resultado quizás de esta sensiblera ingestión de alcohol a la que estoy abocado. Ahora recuerdo que antes de ceder al melancohólico sentido de mi expresión (de palabra y de rostro) me lo recriminaste con dulzura ("¡Qué cara tienes!"), y entretanto, entre tantos ojos, creo que aceptaste mi teoría de la noche: ni escribir como pensamos ni escribir como hablamos, escribir como se piensa cuando se habla.