viernes, 25 de septiembre de 2009

RACCORD

Guapa, tú sabías que yo valía más por el espacio que desalojaba que por mi propio peso específico, que era más aparente si no me hallaba en la región central de tu campo de visión, si me mirabas de reojo ganaba, si desarrollábamos nuestras vidas en países diferentes (vecinos, eso sí) aquí el menda cristalizaba en un constante dolor dentro de tu alma, detrás de tus pechos muy cálidos. En el año 2016 te volviste a plantear un regreso a la fotografía científica andaluza, científica por significar muy poco en tu cómputo cotidiano del deseo, de la belleza, y eso te hizo muy famosa de la noche a la mañana, una mañana fresca y alentada con tus ojazos. La imaginación con la que me escuchabas en internet, el miedo a truncar el monumental suspiro, señales así no ayudaban a reconducir nuestras progresiones, mis vertiginosos paseos cargados de tensión al entrar en tu calle, la mirada lenta a las cortinas recogidas, una sombra hacendosa en tu techo.

jueves, 24 de septiembre de 2009

REPRESENTACIONES GRÁFICAS

Conduzco el coche a la orilla del mar para ver las olas rizadas, ¿comprendido? Me ahogo en la superficie, en la arena, en el piso, en aquella reunión cada vez que la recuerdo, no sé qué veo primero: su indiferencia o su pandilla. El tablero de la facultad un día de partida. La última y la primera vez son como dos gotas de agua, y sudor, como para pensar ahora en seguir apostando artísticamente, no se justifica, no, un accidente en mitad de un itinerario malva. Incomprensión, calor espontáneo, necesidades universales o universitarias. Habrá un montón de fiestas perdidas, demasiado boicot convierte el amor en una leyenda. A distancia copio a Hemingway y lo copio para calcar mi estado: chicas montando en bici, el gel de baño Lactovit, despegues de primavera, rollitos de primavera con salsa agridulce, la luz roja de la sala de revelado, al sol el oído alejado, a la sombra el olor a marisma, el parpadeo rápido de un latido verde limón, todo eso era ya legendario.

jueves, 17 de septiembre de 2009

LA COSECHA DIEZMADA

Quiero hablar de amor y no puedo. Nada queda de la intrepidez que destilaba el proceso adrenalina + cerveza + clorofila del siglo pasado. ¡Santas patronas! Con esa sustancia burbujeando a cada retrocalambre existencial (déjà vu dice la opinión pública), respondiendo a la menor expresión especial de la chica 2, o de la chica 4, o de la chica 3 en un reencuentro, etcétera y los árboles de Sevilla cohesionando las historias. Con ese desasosiego imantado de valentía fue que escribí muerto de sueño subtítulos realizadores de uno o dos párrafos bajo títulos ganados en batallas de reconquista, templos de la interpretación u objetivación escalofriante de la rutina gris cemento. Sentía muchas más cosas importantes que ahora, una aceptación era el solaz rítmico de un mes de aliteraciones y curvas, de argot impreciso en busca del mismo perfume, un beso el giro para una sintaxis nueva, palabras dichas las llaves para otras no dichas, más otro etcétera de ojillos acuosos y comunicación impresionante. Y quiero escribir de amor y no puedo.

martes, 15 de septiembre de 2009

PUNTA UMBRÍA Y NÍTIDA

Si volando hasta el edificio de la luz verde, aquel que ocultó a la luna ayer, si alcanzando el balcón de un séptimo para ver el mar oscuro, si universalizando el cielo desde mi sobreático hasta la mismísima Riminiscencia, corro el peligro de olvidarme de ti, al otro lado del pueblo, entonces ya no sabré si lo nuestro era tráfico o rompeolas*, lo mejor que te dije nunca según tu voz más pequeña.

*La visualización de una playa de noche y las olas rompiendo en la orilla como antídoto de una carretera donde los coches se relevan sin descanso muy cerca de nuestra habitación a la hora de dormir.

domingo, 13 de septiembre de 2009

EL JUEVES ES VIERNES

España honra a sus muertos. Se ha marchado antes de ver reconstruida su calle. Se llamaba Silvio, tenía cara de bueno. Llevo ya tres homenajes. La suerte me sonreía el fin de semana. Una exquisita redención ha tenido lugar, porque podía ser nuestro padre y nuestro amigo, porque improvisaba, porque era un universado, porque compartía su saber ("los moros no son cristianos").
Un día probaré a decir que soy un gran tímido y que me gustan los animales. A nuestro bar empiezan a llegar famosos. Le han ganado las canas a Guillermo Montesinos. El bizco ya me parece un ministro. Los otros dueños me felicitarán. He conseguido una cara óptima esta noche. Otro Ionesco aparca su bici. La próxima semana es el día de España, el jueves es viernes. Cuánta educación. Cuánto instinto de supervivencia, es decir, cuánto romanticismo.

(Sevilla, 7 de octubre de 2001).

domingo, 6 de septiembre de 2009

EL PREGÓN DESTROYER

El niño se adentra en la calle Enamorados pensando en Gloria y en cómo desde una broma de su pandilla se ha trazado una leyenda retroactiva de dimensión supermorena. Cuando vuelve de Campoalto por la A-49 la imagina recostada en los asientos traseros de los coches adelantados, visualiza coletas y ojos rasgados con una facilidad propia de un cineasta cuarentón castellano. Todavía pervive en su entregado córtex la imagen de Gloria superando la pequeña duna que separaba la playa del cruce de carreteras, y la gigantesca velocidad con la que se sentía superior a toda la media onubense ignorante e insensible. La broma empezó el día en que la clase de quinto entró en la clase de sexto mostrando sus manualidades de plastilina y flores de papel. La caseta más bonita era la de Gloria, pero esa era una aseveración que el ligerísimo temblor de la vocal “e” elevaría al cabezo de las declaraciones de amor. Y después, lejos de la ciudad, el pequeño recordaba los balones embarcados de reglamento y los graderíos taurinos que dejaba en evidencia el centro territorial de tve, con tal de huir del peso glorificado de la omisión y la carencia de caricias. Lejos de la ciudad y lejos de la realización.

martes, 1 de septiembre de 2009

TRÁILER LITERARIO

Los indicios conducen a que hoy es martes y es verano. Los indicios son unas seis chicas en la puerta de la discoteca de atrás, y un par de tíos discutiendo entre la discoteca y su bar, un taxi vacío que pasa disparado y un pulso el suyo que le ha retratado. Esos datos no parecen definitivos, pero el ruido del Madrid de 1983 esta noche abierta a la intemperie tímida, ese ruido muy sensible y totalmente hueco sí que es mucho más aplaudido que cualquier indicio verde o poco luminoso o casi ignominioso. Su bar es una terraza con sillas y mesas de hierro en la esquina de Juan Bravo con la calle del atentado a Carrero Blanco. La segunda copa en esta terraza decae brillantemente en experiencias de otras décadas que (qué enérgica fascinación) parecen ingenuas y graves frente al agudillo país de ahora, y por eso que lo llama “nuestro bar”: de su hermano, de los hermanos Zarcía, de un hidalgo de su talla, anidando con los materiales del pasado las osadías que piden alimento ya.