viernes, 20 de marzo de 2009

EL PLURAL DE ALGO

Es el comienzo de una temporada de peso parecido a las más intensas de mi juventud. Catarsis sí. Como intuyo, será una catarsis de frustraciones, realizaciones, potaje de la década anterior. Con su pringá: cruel noviazgo el que viviré esta nueva sesión. En comparación con las que realmente me marcaron, insignificante buena chica la que me espera en su casa el mes que viene.
(Campanadas y cirrocúmulos resuelven el paso del tiempo).
Era revival con gestos más dulces que salados, gestos menos trascendentales que cercanos. Pero qué imprevista fascinación me iba a martillear las extremidades, fórmulas magistrales para la carencia de azúcar y las extremas calamidades. La autodestrucción de antaño se tornó en optimismo ordinario, mediana voz deportiva, empuje sevillano con guiño clarividente.
Se pierde identidad.

Horror el día que descubrió estas líneas. Vuelta al arranque eterno, run-run...