viernes, 19 de junio de 2009

DISCURSO

Las plazas en verano se agrandaban y aparecían espacios de debajo de los balcones. Tu pelo cañero o tu mano en tu sonrisa o una vez en mi pecho. ¡Caracoles! ¡Es que nadie va a ayudarme a pensar en otra cerveza! Volvamos a la teoría de correr hacia la amenaza, me gustaría una copia de aquel contraplano, yo observándote la espalda, un hombro pálido, un medio perfil cálido, con una luz que venía de tu veintena, no me equivoco, sé lo que hago cuando comparo los secretos de tu primera juventud con esta ternura y esta falta de sueño por ti. Porque, si no amanece, mirarte por encima del hombro es un gesto de amor, los significados del insomnio suenan como las canciones contra un ventilador. Y esa otra emoción: querer arroparte y desnudarte al mismo tiempo. Y la casualidad de que dos discursos diferentes pronuncien sin embargo la misma frase en un mágico momento de distracción general.