martes, 1 de septiembre de 2009

TRÁILER LITERARIO

Los indicios conducen a que hoy es martes y es verano. Los indicios son unas seis chicas en la puerta de la discoteca de atrás, y un par de tíos discutiendo entre la discoteca y su bar, un taxi vacío que pasa disparado y un pulso el suyo que le ha retratado. Esos datos no parecen definitivos, pero el ruido del Madrid de 1983 esta noche abierta a la intemperie tímida, ese ruido muy sensible y totalmente hueco sí que es mucho más aplaudido que cualquier indicio verde o poco luminoso o casi ignominioso. Su bar es una terraza con sillas y mesas de hierro en la esquina de Juan Bravo con la calle del atentado a Carrero Blanco. La segunda copa en esta terraza decae brillantemente en experiencias de otras décadas que (qué enérgica fascinación) parecen ingenuas y graves frente al agudillo país de ahora, y por eso que lo llama “nuestro bar”: de su hermano, de los hermanos Zarcía, de un hidalgo de su talla, anidando con los materiales del pasado las osadías que piden alimento ya.