jueves, 21 de enero de 2010

FEOS MINUTOS EN LONDRES

Se abre el talón y aparece la tarde del 23 F en su cabeza envilecida de corriente polar (alguna puerta abierta allá por Escocia). La mayor andanza hasta ahora conocida le ha pasado factura, se auxilia en un parterre de ochentón acabado, en frente lo mira un pub del que sale una rata que dibuja un ángulo recto cual moto de luz de Tron que se pierde por los bajos de una sucursal bancaria hoy desaparecida. Pocas ventanas iluminadas, esbeltas y púrpuras tardes y noches, muchas persianas echadas, un proyecto vital incierto, el asfalto vacío y significativo, y amenazante, y determinista esperanza de cataclismo mundial. Una chapa restalla sobre su nuca devolviéndole a su yermo sentido del deber. Otro cartel con la “V” saboteada (“PRIMATE PROPERTY”) y retoma el derrotado camino a una casa victoriana.