sábado, 3 de julio de 2010

MATALASCAÑAS-SANLÚCAR

Anduve treinta y tres kilómetros ideando modales alternativos a la pobreza de espíritu, hundido en el fango sedimentario con la mirada clavada en el barco del arroz, saturado, tumbado y resabiado en la mesa. Irascible, viajante en el detenido siglo veinte, río turbio, antes de conocerla.