viernes, 21 de diciembre de 2012

TEMA MUY LIBRE

Relegaba la respuesta hasta después de la tercera lindeza, un desayuno ácido para un bluf de la canción protesta. Nunca vidriosos los ojos de aquella camarera engañaron a nadie, mucho menos a ningún estudiante hipermatriculado. La indolencia será el enigma de su ignorancia, de su pluriactividad deshecha, conatos y tics de su primer apellido, un vistazo arriba cuando le acusaban con la mirada. Contactos tímidos entre pistacho y garrafón. Y por una vez devolvió la pregunta imaginaria, y le contestó a la muchacha con un poema de la última generación en el siglo de los buzones. Porque si tú domesticas a mis amigos yo me limito a fantasear mientras ríe mi aura fría.