sábado, 11 de julio de 2015

LAS GANAS

Despertó con tal ansiedad que se cargó una ventana buscando los dictados de la luz. Llegó a situar el cursor tres veces en el bocadillo que le comunicaba con Sofía. Una catástrofe humanista se cernía sobre Suiza, y en cadena, sobre su Bellavista años 80.
En su cabeza se repetían las sentencias "vamos a morir todos" y "nada habrá existido". Estudió como nadie las leyes fundamentales de la Física para encontrar un asidero argumental o si no... para absorber la realidad en un puño, un corazón encogido o aquella mejilla que ardía. Los grupos británicos de su cabecero hablaban de otras cosas pero las traducciones libres de sus estribillos atacaban también, con inspiración áurea, la espeluznante levedad del CERN.