sábado, 10 de octubre de 2015

BAR

La vida pasó frugalmente en esos dos carpetazos: boda, divorcio. Entremedio un mostrador, la carpeta mojada. Nunca había pisado más de diez minutos una playa, y por Betis que tenía el color de las astillas mojadas de un naufragio, y la cara de un barbo.