sábado, 17 de diciembre de 2016

MI CANCIÓN DE LAS BISAGRAS EXISTENCIALES

En Message personnel vemos a la mujer más atractiva de nuestra otra vida prometer amor eterno a un feo desconocido. Escudriño en mi hígado y encuentro una mezcla del Valle de los Pedroches y la Calle Fabiola, el Arzobispo de Westminster desarrollando seis dedos en medio de un discurso en inglés decimonónico.
Mis amigos son mi circunstancia, mis amadas una condena, mis amadoras, que también existen, aroma de especias y el mar seco.
Yo no me voy, dice Antonio, y su voz tiembla contra el Palacio de San Telmo, ese antiguo mandamiento de un adolescente sevillano. Antonio Susillo nos pediría guardar silencio con una sonrisa irónica que no dejaría arrugas.
Tranquilitos todos, (a coro) tranquilitos siempre. Ritos, gritos, para no hundirme en el rechazo movedizo.

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