martes, 5 de abril de 2016

NATURALEZAS

La lluvia esquiva los paraguas y moja las caras. Enfría los cansancios. Yo sí llevo cara aguda de explorador, desde por la mañana rumio aventuras. Ahora suelo imaginar familias atemporales donde solo habitan (encenderán sus luces de almacén) amebas deprimidas con la música muy alta. Maldición, has olvidado el recuerdo, caes otra vez en la imaginería pagana vigesimesca (del s.XX).
Nuevo intento, es la primera vez que me dejo estar en el autobús sin cambiar en Notting Hill Gate, veo la cara norte de Holland Park, comprendo cómo se llega a White City de manera coherente. Sientas las bases de una canción que Pulp publicará dos años después. Bajo para mojarme y, sí, arruinar mi día libre decidiendo cada giro de calle, de cuello, cada incorporación de trapecio, ahí tengo nuevo rótulo que leer y convertir en madurez, aquí una mirada con la que intentar aplacar el cotexto remisivo atronador. La carga soy yo. Relampagueas en el continuo temporal.