lunes, 25 de julio de 2016

CUANDO HUELVA

Los alrededores del aeropuerto son marismeños, la luz cae flácida y se sincera primaria sobre algunos cangrejos sordos. Es muy tarde en el blog. Y es increíble que este juego sardónico me vaya a sobrevivir. No hay piloto consciente, en el momento de aterrizar, de que hubiera aquí mismo una balsa de fosfoyeso (los autobuses hacia Sevilla revelaban por un lado el páramo tóxico y, por otra luna, mis baldías copias de negativos retos sentimentales). "Aquí no tiene sentido estar, los aviones te sobrevuelan y tu blog te sobrescribe", dice mi asolanada cordura con la voz de una joven dama que se fue.