sábado, 3 de diciembre de 2016

ELEGÍA SU NOMBRE

Mi emancipación en Londres, cuando el siglo XX había empezado a despedir a nuestros abuelos, y mi subvencionado curso de doblaje, cuya rutina iluminó la casa de las oscuras golondrinas, fueron las dos ceremonias que mayor vuelco operaron en mi carácter. El ansia con la que me despierto los sábados procede de aquellos años, la mujer del 2004 elegía su nombre, turbidez y relato se besan en una cocina ajena.