Papá, nos une mamá. La relación con esa persona te hacía escapar, realizarte en soledad pescando o cogiendo espárragos, reencontrarte con tu versión más nativa y sufrida. Yo contra ti. Y al contrario, la pérdida de esa persona me hizo parecerme cada vez más a ti. Yo sin mamá. Un solar eclipsado por imitación donde abandonarse al carácter primigenio y al silencio de mi ahogado genio. El centro de interpretación de mi vida fue demolido y nada fue construido en su lugar. Y al igual que tú, ansío paz y realización en la medida de lo posible, ahora, a pesar de tu legado pero gracias al atenuante de tus pasos medidos. Y digo más: a pesar de estar ya trazado el camino, esquilmado el terreno y calculadas todas aquellas zancadas hasta la saciedad más opresiva. Yo sin público. Esta música suena a pragmatismo con ira, a libertad con miedo, libertad. Solo me queda el futuro descendiente (por una mágica descendencia del destino). Pero (y quizás por azar) debo darte las gracias por luchar en el frente, allanar mi autoanálisis, desarmar la incertidumbre, descabezar mi locura. Un campo abierto a pocas conjeturas, todo tiene explicación entre piedras, insectos y espinas.
viernes, 8 de agosto de 2025
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)