sábado, 27 de septiembre de 2008

LOS EVASORES

"Hazte mayor". Echó de menos un premio a la paciencia y otro a la fatiga ponderada, echó de menos el ruido premioso de coche por esquina adoquinada, entró en la habitación más suiza con ventanas al pueblo. La asíntota que era su nostalgia tenía que ver, que imaginar, con el ladrillo mojado de la pequeña ciudad que construyó su padre, que no llegó a ser el porvenir que soñara joven desde los olivos, o entre grúas y alúas. Se examinó el antebrazo y, escuálido y autodestructivo, le evocó una imagen de sus primeras decisiones independientes, un brazo mecánico que parece agarrar obsequios y sin explicación legal no consigue retenerlos. Caramba, mira hacia una ladera que podría ocultar un tesoro y, sin saberlo, inclina la cabeza: las naranjas son amargas, chicas underground se multiplican por azoteas.
Dejó una posibilidad a medio fracasar, no cabe otra especulación, pero suficientemente confortable y morena como para andar escribiendo todas las borrascas sobre terrazas soleadas, por escribir durante días encerrado, y también por describir las nubes caladas de sobremesa. Y toca su antebrazo renovado aire limpio y a ratos amarillo Arenal (amarillo Baratillo, diría algún amigo, amarillo postre, cartucho de pescado, Reyes Católicos, una semana antes hacia el Tibidabo con labios e ilusiones selladas, mesas niqueladas con pastelitos y servilletas de papapel extrafino, ole).

jueves, 25 de septiembre de 2008

EL MAL DE BANQUETING

Es importante saber que soy lento con gran capacidad de sufrimiento para hacer de las situaciones in extremis un álbum familiar y adelgazar compulsivamente de estresante soledad. Me he visto más de una vez apurando la noche para cumplir con mis obligaciones de estudiante o freganchín, tomando un atajo más largo que el camino oficial, pero con paisajes, merenderos...
...Delirante lentitud, y la cara que tenía Camilo Sesto en los primeros noventa ajeno a la mofa popular. Un quinquenio más tarde él recuperaría algo de éxito entre la sociedad civil, y tras otros cinco años, algo de expresión humana en los escenarios. Mi caso no tiene cura, la seriedad colgada del techo me sigue exprimiendo (y es un galicismo), aquí rodeado de restos de una fiesta y obsequios de oriundo desalmado, allí ganando terreno al mar estéril palabra por palabra, paralizado en el prólogo o, lo que es lo mismo, en las despedidas a los que terminaron su jornada.
A la mañana siguiente, un empleado de seguridad hace un visionado rutinario, rápido y pausado de las grabaciones del circuito cerrado de la noche anterior, noche cerrada y circular. Un cuerpo inmóvil será despedido por soñar despierto.
Esto nunca sucedió, pero sí regresos al alba (deshora) sin cobrar por vergüenza (deshonra), y se cumplió también que nunca pude hablar y vislumbrar en las calles el idioma que sí asimilaba en condiciones de sobremesa, en la hora del té económico, en la ventana llena de polvo, junto a una grieta de luz, panorámicamente solo.

lunes, 22 de septiembre de 2008

LA ADAPTACIÓN AL MIEDO

Motos de bajísima cilindrada, ecos de amenazas, velocidad y violencia en todo lo que oigo escondido en mi habitación. Si me asomo descubro a un frutero con casco de correa, a los amigos salesianos, bajo mi balcón la exaltación cómica del acento y los niños pequeños en domingo. Ya veis, como la cueva de Platón pero en medio de resonancias deformadas: la cueva de latón.

sábado, 20 de septiembre de 2008

LA IMAGINACIÓN SE DESVANECE COMO SI DEJARA DE LLOVER

Los escalones de la vigilia se erosionaban a fuerza de anonimato y tardes anegadas por la timidez. El viento de imágenes con canciones impresas de expresiones maquilladas sutilmente (virtuosismos tales como arena en los ojos de una chica con fiebre) no significaban ya otra cosa que simulacros en el curso de un-amor-más y una-vida-menos.
Un febrero y por la tarde, cuando escapé de aquel amasijo de palabras finiseculares, que formaban todas superpuestas una especie de "u" prolongada, cual abucheo, no supe implorar grave ni persuasivo que amainara el viento y empezase a nevar con Mónica al lado, sino que el alcohol se hizo sangre y la cobardía apatía. Palabra del soltero. Una necesidad caída de los nubarrones, captada sin el menor titubeo y con los más notables balbuceos, porque veía en tu mirada, más tu sonrisa recriminatoria, la paz sin condiciones (creo recordar después de interpretar los posos de mis fábulas). Sin embargo, esta vez no fue tanto el borrador del principio de Arquímedes (el dolor corporal desaloja el último volumen del amor), no fue tanto eso, imagino, lo que me haría más fuerte e impasible ante lo imposible, como una callada confianza en que la siguiente temporada sabría detectar con pasión cualquier otro regalo de tamaños ojos y esa lozanía. Y después de lo dicho, mi nobleza ancestral y el realismo poético me empujaron a la lealtad más erguida, a la evasión inconfesable.

1990, UNA PAREJA RECUPERA EL EXISTENCIALISMO DE MASAS

Al fin sintieron deseos de salir de allí. Abrieron la puerta de aquel pub de paredes oscuras, y una tenue luz, y una tenue brisa, les deslumbró. Desconocían aún si eran las ocho de la mañana o las ocho de la tarde. Yo hubiera apostado a que estaba amaneciendo.