viernes, 16 de mayo de 2014

PARÍS - TEJAS GRISES

Así sí, sin voz, cantándote un miserere de cuatro horas con sinceras miradas terminales entre esta gente que te cuida tanto. Así se enfosca mi trabajado monumento al agneau égorgé desdibujado de aquel patio de época, ahora bien acabado en este sobreático napoleónico. Era verano y un día yo te encantaba, pero otro día te ponía de los nervios, era la falta de transparencia. Importar el botellón inopinado a los Jardines de Luxemburgo y creer que el tiempo te devuelve a una juventud para expertos: es el exceso de supervivencia.