martes, 8 de septiembre de 2015

SEGUNDA RONDA

Guzmán ansiaba agotar sus piernas a la menor oportunidad que se le presentaba. Comprar el pan del Horno La Parra a la velocidad de un insecto post-Linneo, abreviar la ciudad sin espejos en el bucle murmurado de una canción comercial, afrontar escaleras, escalones y pendientes porfiando en extravagancias, pronunciando rótulos ácidos y respirando muchos adjetivos irónicos, sortear con estela aleccionadora a los paseantes que primero caerán en la guerra. Bueno, Guzmán quemaba así, con la frente húmeda, su desesperación química.