viernes, 26 de junio de 2009

MEJORES MUJERES

Percutiendo duro y cortando la sombra de la farola de forja fernandina, dejando bien bien alto el equipo Technics, abriendo ventanas, cajones de cosas importantes, oyendo el clamor de la gente que ha salido. La mirada que usualmente llamaríamos blanca en una acuarela de técnica improvisada se me acercó y se difuminó con los otros colores del sueño y la bebida.
Ella conduce de manera inédita en el sur de España, con esta sorprendente característica está consiguiendo bañar el reencuentro de un misterio sin sonido en forma de paréntesis. Ni siquiera hemos puesto la radio, las noticias podrían recordarnos que estamos oficialmente separados, y conduce el Ford serpenteante entre chalets hacia la parte más indecente de la playa, parando y sonriéndome otra vez nueva en el aparcamiento del apareamiento. Superar tantas bandas sonoras había resultado ser un original e insinuante preámbulo.
Su voz desde la bañera de un hotel. Mi espalda castigada por sol y por sal, por fin tonificado a salvo de mi madera de filósofo adolescente. Fuerte de repente en unas horas. Bonita cena incluida en el precio. Bromas y sus confesiones de chica mucho más joven que yo. Se bebe mucho vino blanco en meses así.

viernes, 19 de junio de 2009

DISCURSO

Las plazas en verano se agrandaban y aparecían espacios de debajo de los balcones. Tu pelo cañero o tu mano en tu sonrisa o una vez en mi pecho. ¡Caracoles! ¡Es que nadie va a ayudarme a pensar en otra cerveza! Volvamos a la teoría de correr hacia la amenaza, me gustaría una copia de aquel contraplano, yo observándote la espalda, un hombro pálido, un medio perfil cálido, con una luz que venía de tu veintena, no me equivoco, sé lo que hago cuando comparo los secretos de tu primera juventud con esta ternura y esta falta de sueño por ti. Porque, si no amanece, mirarte por encima del hombro es un gesto de amor, los significados del insomnio suenan como las canciones contra un ventilador. Y esa otra emoción: querer arroparte y desnudarte al mismo tiempo. Y la casualidad de que dos discursos diferentes pronuncien sin embargo la misma frase en un mágico momento de distracción general.

sábado, 13 de junio de 2009

THEN / THE CHARLATANS / ENTONCES

En pocos días pasaron por mi escritorio más planos de ciudades europeas que en toda tu vida por tu mente, y no es un reproche. Planos de verano, planes para el verano. (Dublín demasiado ocre) yo necesitaba algo más azulado, más crepuscular a tu lado, un frescor más esperado, entonces lo eléctrico se adelanta a lo oscuro, vapor de colonias de baño, vapor de luz en el horizonte. Y en ninguno de esos destinos de Europa encontraba la impaciente capitulación del día, el aire de excepcionalidad al final de la tarde. Echar de menos una época de recepciones en casa dejando que las canciones perfumasen el terrizo jardín antes de lo previsto. En el destierro soy el anfitrión de mis recuerdos, un invitado de excepción en tu memoria, y abortados tantos planes para el verano a lo largo de mi vida que... Los altavoces, aun en vacaciones, escandalizaban a la manzana. Los pinos amortiguaban los agudos, pero la brisa se extralimitaba a llevar la fiesta mucho más allá. Entonces... Cuando la obsesión por crecer a partir de mi infancia, por seguir cumpliendo años durante los ochenta (y todas las casas me parecerán más pequeñas y más cercanas a la playa, también más pequeña), cuando vivir cien años en veinte años fue la traducción de la nostalgia en sentido amplio, llegué a contemplar una bella panorámica del fracaso. Así que volveré a recorrer el circuito una y otra vez: y a emocionarme con mi fracaso juvenil, revivido incansablemente. Sevilla, 1997. 



sábado, 6 de junio de 2009

EPÍGONO

Con la humedad por los suelos y el frío acelerando el pulso ocurría que todo lo que dijera un hombre rejuvenecido por depender de sus padres se grababa en el vaho de su flamante teoría, y a lo mejor entre el vapor de los perfumes femeninos, y así también en la conclusión de la noche... La importancia de la voz y el volumen de las palabras son impropios de la improductividad a la que me he consagrado. La inmortalidad, como todos los superpoderes, tenía la edad de mis huesos, y por eso que crecí más, mucho más, y por eso la superficialidad y la supervivencia, y por eso la superación y los sobreentendidos. Bajo una mesa virtual de conversaciones alentadas por el alcohol, coincidir o fugarse con una joven en el aprovisionamiento podía llegar a ser, a esos centímetros del suelo, todo el paso del tiempo y las expresiones que nos delatan (y nos atan), como también me delataba mi versión excéntrica de cubata y a ella las pausas rellenas de ron.