sábado, 16 de enero de 2016

A LAS CAMARERAS

Ellas me conocen, me olvidan. A regañadientes escuchan padrenuestros entre viejos amigos, reponen el café, golpes que son amores, y miran que no miran, que no valoran la vida. No han crecido todavía y se aproxima la muerte. No imaginan cuánto las quiero, perdón por la voz.