viernes, 9 de enero de 2009

COMO UN CIENTÍFICO

Pongamos que me acompañan las palabras caprichosas, las frases satisfechas, del Dr. Floyd en la Luna. Recupero aquí también mi principiante sospecha de rodear la realidad con lo posible y lo improbable y confiar en un punto de corte.
Hay tres etapas en la juventud amplia (y cada vez más amplia) del Hombre. No hablo del ser humano, hablo de nosotros. Y para cada etapa, una inquietud:
1. De la energía mental: crear.
2. De la ensoñación vital o punto de corte con la existencia: recrear (y recrearse).
3. De la energía sentimental: procrear.
Me parece que cuando le transmití esto a aquella señorita no aclaré como debía el encontrarme aún en la segunda etapa, y que ella entendió la teoría como una peligrosa proposición. Y justificado su proceso mental por la epidémica tendencia en el mundo escrito al colofón, la guinda al pastel, los aforismos del chimpón. "¡Dani quiere que le dé un hijo!", pensaría coloradita de sorpresa en braguitas con lacito. No supe más de ella.
La otra reflexión consiste en que cuanto más años cumplo... más amplia es la juventud.