miércoles, 20 de mayo de 2009

Y ME DESEÓ UN DÍA ALUCINANTE

Yo le cedí el asiento situado a mi derecha, como siempre, hasta septiembre. Ella elogiaba los campanarios en activo, los abanicos con flequitos, las láminas del Arenal, las auténticas, las que traen montaditos. Una vez descartados los grabados costumbristas, ella se entregó al costumbrismo paranoico de mis sanas atenciones. Y esos días se fue la luz y volvió, y volvió de menor a mayor intensidad, y mi archivo de mensajes fue desalojado por un nuevo desgobierno, esos meses las muchachas reincidieron en su manía por imitarla a ella, de menor a mayor mimetismo. Un fenómeno sin explicación exterior se extendió por arcos y bancos, un narcótico aroma que llegaba a mis sentidos desde radiantes imágenes mentales e imaginarias radiaciones torácicas. La inquietud por compartir... por denunciar el acontecimiento se ahogaba ante la indiferencia que mostraban los paseantes por el color morado de los árboles, “que si el cielo se hace bermellón nos bañamos en el rojo de Chipiona o Mazagón”.

2 comentarios:

Sr. del Moral dijo...

Que de tiepo sim pasarme por aquí.

Me gustó mucho tu composición. No viene muyal caso pero me hizo gracia eso de las láminas del Arenal. Me hace gracia al recordar el único consejo útil que creo haber dado: nunca entres a comer en un restaurante que tengas sus platos fotografiados y expuestos al transeunte. Desde entonces me auntoconvencí para seguir mi consejo y no entrar en esos restaurantes llenos de guiris, que comen paella, beben gazpacho y toman sangría hasta el día 31 de diciembre a las 22:00

Pd. que grande era Pascual Bailon.

El Corral de San Pascual Bailón dijo...

Muchas gracias.