miércoles, 11 de febrero de 2015

NO QUIERO MORIR

Concilio una postura pragmática para quedarme dormido pero me activa un estampido de frío desde el pasillo. No es un dementor, voy al baño. La frente se mira intrigada en el espejo. Arreglo el embozo, el de 100% algodón, disimulando pálidamente ante el descanso frustrado. Consulto el móvil, 0% sorpresas agradables, y releo las últimas conversaciones, las mismas últimas. Les intercambio el color a las intervenciones para comprenderlo todo mejor. Y todo suena horrible. Habrá que retirarse dignamente, pero antes repasaré mis incertidumbres, mis nervios de racimo... no había más que pedir, ¿verdad?, y mejor era pedir que robar una musa independiente. Todo sonaba artificial de corazón, Danieloide. Me he levantado, he encendido la luz y he terminado con escritura automática este antiepitafio en la arena. No hay mareas en una playa artificial: para los restos mi alegato timorato.

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